cabaña de las chimeneas de luz













Arquitectos: Cristián Olivi
Colaboradores: Ignacio Abé
Año proyecto: 2016
Ubicación: Parque el Buchén VII Región
Superficie: 103 m2
Proyecto de Cálculo: Guillermo Moreno
Constructor: Juan Carlos Valenzuela
Fotografías: Cristián Olivi
El proyecto dialoga tanto en su concepción como en su significancia entre dos realidades que conviven en un mismo tiempo, pero no en un mismo espacio; La sociedad moderna industrializada e hiperconectada, que en su desarrollo empuja al hombre a conquistar nuevos territorios inexplorados, se encuentra con la precariedad de la vida en la naturaleza y la manera artesanal con la que el hombre la enfrenta cotidianamente.
Este es un lugar de retiro. Se ubica en un bosque cordillerano autóctono, un lugar detenido en el tiempo, sin agua, electricidad, teléfono ni internet. El acceso es por un camino pedregoso y empinado, el pueblo más cercano está a 45 minutos en auto y las condiciones climáticas son cambiantes y extremas.
Se recorre el territorio varias veces, buscando el mejor emplazamiento. Aquel donde la naturaleza insinúe posible el acto fundacional más primitivo y simbólico: levantar un hogar. Se encuentra un espacio en un claro, en medio de los árboles. Se traza un camino de acceso y se proyecta una cabaña, porque es lo adecuado.
Se reconoce una necesidad de mediar entre el universo interior contenido y controlado de la cabaña y el exterior poderoso y omnipresente de la montaña, el bosque, el sol, la lluvia y la nieve. Entre la intemperie del exterior y la temperie del interior se generan corredores intermedios, lugares de “media temperie” que filtran la relación interior/exterior. Hacia el sur se proyecta una terraza entre los árboles, el único gesto literal de “amarre” entre lo natural y lo construido.
En el bosque, se piensa en el sol. La cabaña levanta sus techos para recoger baños de luz y estas lucarnas, que solo miran al cielo, son las únicas vistas lejanas que se pueden conseguir en un lugar donde literalmente los árboles no dejan ver el bosque.
La casa es de madera, levantada por carpinteros de la zona. Los muros y techos son paneles SIP prefabricados en Santiago e instalados por los mismos constructores artesanales. El agua se recoge de una vertiente cercana y el sol provee electricidad. De nuevo el encuentro entre lo artesanal y lo industrial, un dialogo complementario con un resultado evidente: La casa es y parece ser de madera. Es y parece ser una cabaña. Es y parece ser temperada y cómoda.